No quiero ser Hiroshima
Entonces, ¿qué es el amor?
Un deseo que arde,
como fuego tibio que no quema,
pero podría.
Es querer verte
solo porque tu risa me hace bien.
Tus guiños,
ese juego entre coqueteo y ternura.
Mis recuerdos no son escenas,
son risas flotando,
energías entrelazándose
sin tocarse.
Un flashback no es solo memoria,
es cuerpo emocionado.
Es no necesitar el humo,
porque tu ilusión
ya es suficiente dopamina.
Una noche dijiste
¿Querés cenar conmigo?
Y yo, tonta en mi defensa,
dije que no,
porque sí quería.
¿Cómo explico eso?
¿Cómo me hablo sin castigarme,
sin espejo y reflejo,
sin decirme que me boicoteo,
cuando solo me protejo?
Armaduras fui a comprar.
La vida me costó.
Hay una línea de tres milímetros,
más fina que el miedo,
más sensible que el deseo.
Un detonador.
Con un poco más de calor,
explota.
¿Y entonces quién sufre?
¿Hay reconstrucción después de eso?
No sé.
Solo sé
que no quiero ser Hiroshima,
ni burbuja tóxica,
ni terreno arrasado.
No quiero que quien entre en mi mundo
se enferme.
No quiero perderme
en otra catástrofe
disfrazada de amor.
Solo quiero creer
que habrá una tormenta
que limpie todo.
Que en algún presente,
amar no duela