Solitario individuo, tú, que te levantas cada mañana semejante al héroe que ha batallado la más grande de las batallas.
¡Aprecia la vida un día más!
La majestuosa ciudad, que te ve despertar con sus altos edificios, lleno todo de ojos, parecen soportar la bóveda celeste, y te observan salir a caminar desahogado y tranquilo.
¡Aprecia la vida un día más!
El viento, con sus suaves e invisibles manos, te acarician el rostro como solo un ser querido sabe hacer, y te besa, mientras te encandila los oídos con su lisonjero silbar.
¡Aprecia la vida un día más!
Los bellos arbustos y árboles, como bellos efectos de la naturaleza, se agitan lentamente manipulados por el viento. Y los animales de toda clase despertando apaciblemente, dan la bienvenida a un nuevo día, día que habrá de recordarnos que todo habra de acabar.
¡Aprecia la vida!
El maravilloso astro, que recién salido comienza a despuntar sus magnánimos rayos, con sus saetas doradas, está renaciendo y clavando sobre ti sus poderosos, cálidos y vivificadores rayos, que, como animal que eres también, te saluda.
¡Aprecia la vida!
Tú, sin duda, solitario individuo, que con tus negros y obscuros pozos observas el despuntar del astro, recibirlos como un padre hace con su hijo es lo que tú habrás de realizar.
¡Apreciala, oh, solitario individuo!
[Yo quisiera decirte, solitario individuo, que la vida no es fugaz, que está llena de días por contar y amores por conquistar. Pero yo no soy quien para cambiar la realidad]
Cuando tenemos un mal día y nuestro alma se desanima y las estrellas no conspiran, nuestra pena crece tanto que hasta aprendemos a hablar, y pensamos que la vida no merece la pena ser vivida. Y más tarde, como si de una llamada se tratara, llega la bien afamada depresión, estigmatizadora para algunos, y llama a la suerte y nos rodea con su esquelético brazo el cuello para recordarnos con un chasquido de dedos que podemos irnos.
¡Qué desgracia, solitario individuo!
[Desgraciadamente, ahora te empale de arriba abajo como experto con la lanza y te diré: \"tú has madurado\"]
Tú que fuiste un niño, tal vez, feliz, solitario individuo,debes saber que todos nacemos con una felicidad inconscientes, una que nos impulsó a vivir de la ilusión. Esa felicidad, una de las cavernas, va creciendo con nosotros hasta ser una madura que habremos de alimentar con nuestro valor y respeto por lo demás. ¡Pero ay si no la alimentaras! Tu cuerpo madurara y la felicidad se infantilizará. Y no creas por esto que será fácil de alimentar, ya no es ilusión lo que tienes, sino desilusión, y por la vida, porque tu cuerpo sabe que no eres feliz. Y de inteligente te avisa y te desgasta y te encuentra la ruina, así que alimenta tu valor, solitario individuo, ¡y apreciala! La vida.
[Madurar significa cambiar. Pero crecer significa ser sólo más grande. Protégete, joven galarte]