No es triste que la gente muera.
Triste es verlos vivos,
arrastrando la sombra de un cuerpo vacío,
y los ojos huecos como ventanas cerradas por dentro,
mirándote sin notarte, hablándote sin alma,
llenando solo los silencios de corteses palabras.
No duele la muerte de un amigo.
desgarra más no tener uno que llore tu nombre
cuando nuestro cuerpo este envuelto en madera.
El silencio en un funeral sin abrazos.
Sin aromáticas flores que indiquen la calidez,
el amor que en otros hemos prodigado.
No es desconsolador separarse de la vida,
es devastador perseguir la muerte como refugio,
como si el suelo prometiera el regocijo y el descanso,
como si el polvo fuera más acogedor que el aire mismo,
Como si todos nuestros anhelos fueran por fin realizados.
No hay tragedia en decir adiós a la existencia
cuando lo vivido fue pleno.
La tragedia es despertarse cada día
con el alma en huelga,
con los sueños deshidratados,
con el corazón aplastado por el monstruoso peso
de días que no dicen nada y que no terminan.
Triste es saber que nada retiene tu andar hacia el sepulcro.