Asel

Soneto del atardecer

El sol sin decirlo se va ocultando

y deja a su paso matices de colores.

Asoman las estrellas, se duermen la flores

y la luna aparece cantando.

 

La tarde descubre su belleza, entonando

el himno que le inspiró sus amores.

¿Será que la tarde es de aquellos cantores

que fluyen de alegría porque viven amando?

 

La tarde es bella, como tú, mi hermosa,

mi dulce y divina diosa,

llamarada de ternura que me hace encender.

 

El sol se despide en su dulce ocaso,

dejando en la huella de sus pasos

la magia eterna de un atardecer.