Volaba el alma en su primer intento
con alas que la duda no rozaba.
Creía en cada gesto y cada acento
y en cada voz que firme la nombraba.
No supo ver que el oro era pintura
ni que el aplauso es eco disfrazado
siguió el camino abierto a la ternura
con la mirada al sol, deslumbrado.
Y allí cayó: la trampa fue promesa
la red, un voto lleno de vacíos
y el cielo se volvió su peor pieza
lleno de astillas, sombras y desvíos.
De las cenizas del sueño quemado
se alzó con alas de papel y urgencia
un canto leve, un cuerpo maltratado
con la fe rota y nueva transparencia.
No supo el fuego borrar su ternura
ni la traición borrar su juramento
alzó su voz desde la quemadura
y respiró ceniza con aliento.
Era de ciegos, de almas sin coraza
de los que creen sin pedir promesa
y aunque el mundo su luz siempre rechaza
arde otra vez, aún si nadie reza.
Cada caída enseña, pero nunca
le arrebata su amor por lo imposible
camina, aún con la esperanza trunca
porque vivir sin fe no es tolerable.
Con ojos nuevos ve la misma escena
y aunque sospecha, entrega su verdad.
Quizás el bien parezca una condena
pero el fénix no teme a la piedad.
Lo llaman necio, mártir, ilusionado
por no perder su canto más antiguo
y el fuego, ya su sombra y su aliado
le dice: arde otra vez... yo voy contigo.
🌺🍃