Vivir es morir cada día,
Morirse es aún vivir,
Pero nadie quiere morir,
Por eso, a lo peor,
Tampoco sabemos vivir,
Dejar ir cosas de la mochila,
El rencor, la ofensa, la melancolía...
Para ser cada día más ligeros,
Y poder exhalar el aire con placer
Al llegar a la cima de la montaña,
Esa que tiene nuestros nombres
Asignados con la vanidosa tipografía
Que vemos en las colinas de Hollywood,
Porque, ya que hay que llegar,
Por lo menos
Ver
las estrellas.