Dejé de buscar regalarle todo lo que tenía,
Y le di lo que faltaba, cuando lo pedía,
Incluso cuando en silencio lo guardaría,
Aprendí a interpretar cada gesto y el silencio.
Ella estableció un idioma y yo lo aprendí,
Porque ella me importa, y de repente entendí
Que solo necesitaba escuchar lo que decía.
Parece lógico, pero no lo entendía.
Porque nadie me había gustado como ella,
Nadie había podido dejar su huella.
Todo me parecía que era efímero,
Y ahora al despertar, ella es lo primero.
No me cambió, solo sacó lo que ahí estaba,
Lo que otra quería pero no lo buscaba,
Lo que otra pedía sin dar ni el mínimo esfuerzo.
Ella vale la pena, y lo ha demostrado.