Hernán Mejía Silva

LA BALSA

La dejaron otras,

aún flotante

entre olas y frustraciones,

el mar vestido de una quietud farsante…

 

Pasaban las horas,

la balsa errante

era el recuerdo la las necesarias ficciones,

y de la ilusión distante.

 

Había estado jugando a sobrevivir,

entre el vendaval y el diluvio,

sus últimos paisajes a vivir…

dejando de esta sutil belleza su efluvio.