Os juro que juro en falso
al afirmar que yo niegue
la razón a quien la tiene
es este o en cualquier caso.
En honor a la verdad,
tampoco es cierto del todo,
así que de ningún modo
desmiento que sea falaz:
si la tortilla se gira,
todo sería una mentira
¡y quedaría fatal!
Tampoco sería extraño
que alguien con buen criterio
se llevara un desengaño
por no parecerle serio,
sino más bien un apaño,
y quiera enchufarme amperios
en la ducha o en el baño;
y de ahí, al cementerio.
La muerte electrocutado
sería un castigo ejemplar;
estaría bien empleado
si pensara que he abusado
de tanta rima mordaz.
Dando vueltas al asunto
de la razón en cuestión,
supongo, intuyo y barrunto
que la mejor opinión
no es la que cierra el punto,
sino aquella que mejor
se maneja en el discurso
exhibiendo más recurso
con argumento y rigor.
¿Existe entonces consenso
sin reproches ni corsé?
Si me preguntáis qué pienso,
lo tengo claro: no sé.
Quede claro y por escrito
que si pensáis diferente,
vuestra razón no os la quito,
y aquí lo dejo patente:
a las pruebas me remito.