Desde que al amparo de tu amor ayuda,
partió blanda la sentencia hueca;
nace mi alma bajo sol y lluvia tuya.
Maldición echada a olvido, seca;
dando brillo a mis ojos: ¡Chiquitita!
Tú has hecho nacer los brotes rojos,
en un laberinto negro de sequía:
brotes de aquello que estremece antojos,
donde antes solo amargo había.
Haz que permanezca sólida,
la fuerza que imprimes a tu encanto,
queda aquí entre espíritu y vida,
nunca te vayas… ¡Te amo tanto!
Isaias Glez.