Me despido de tu alma ausente,
de tu amor hiriente,
y del niño en tu cabeza sin juguete.
Me despido del manojo de nervios que sentí,
aunque siempre supiste
que yo no era la primera vez para ti.
Te regreso aquellas fotos que nunca tomé,
y aquellas poesías
que nunca me pudiste leer.
No espero que sea tan pronto,
pero si a otra persona has de conocer,
por favor,
hazla sentir
que tu amor
ella ha de merecer.