El preso

Libertad

Nunca amé tanto el viento  como el día en que me faltó.  

Las estrellas parecían lejanas,  
y el horizonte… una jaula sin sol.  

La libertad, un oro invisible,  
una riqueza que pocos ven,  
es la chispa que enciende la vida,  
el pulso ardiente del querer.  

Me atormenta el eco sombrío  
de un mundo sin puertas abiertas,  
donde el alba pesa toneladas  
y las sombras son siempre inciertas.  

Pero aún en la noche sin sueños,  
cuando el insomnio me hace temblar,  
me aferro al último suspiro,  
a la llama que insiste en brillar.  

Porque en cada instante de miedo,  
en cada grillete que siento arder en mis muñecas,  
habita el alma indomable  
y su eterno clamor que clama libertad.