TU AUSENCIA ME HABITA
Amor, mi cuerpo te espera impaciente:
Desde que te alejaste aquella noche,
Mi corazón sin rumbo ni presente,
Se hunde en el silencio sin reproche.
Pasó la brisa con su halo doliente,
Rozando lirios, dalias, azucenas,
Que fueron lecho dulce de mi suerte,
Y hoy lloran tu adiós, tristes y en pena.
Mi corazón titila en el silencio.
La llama del crisol se está extinguiendo,
y solo la soledad llama a mi puerta
como un fantasma gris, leve e incierto.
Te busco en el reflejo de la luna,
en los cristales rotos del anhelo,
en las sirenas tristes de la bruma
que cruzan suspirando allá en el cielo.
Las rosas del jardín ya no despiertan,
ni el mirlo canta al alba su alabanza;
Todo es sombra, es ruina, es eco y duelo,
desde que tu amor ya no me alcanza.
¿Qué diosa te llevó lejos del sueño?
¿En qué edén ocultaste tu figura?
Aquí te espero, amor, junto a mi lecho,
bajo un farol de lágrimas y dudas.
Y a veces pienso -como piensa un loco-
que fuiste sólo un sueño de mi mente;
como si en otra vida, en otro foco,
hubiera amado a alguien inexistente.
Mas no; mi piel recuerda tu latido,
y en cada poro vive tu presencia.
Tu ausencia es una herida sin sonido,
que sangra entre la carne y la conciencia.
Y así, mi verso, herido de nostalgia,
como un ciprés en soledad, se inclina.
Tu nombre vive en cada flor callada
que brota en el jardín de mi agonía.
Autor: Fabio Bohórquez Rodríguez.
Registro No. 11-221-552.*
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