Carlos Eduardo

Paciente

 

Paciente lector, hoy me he escapado del manicomio, la peluca la tiré en el camino, tengo el pelo corto, visto jeans, polera y  zapatillas. La fuga la estudié por mucho tiempo: el día de visita, a veces, coincidía con el envío de la ropa a la lavandería lejos del hospicio. Como los locos en su enajenación, permanecen pacíficos en un lugar de rutinas, retiro y encierro, yo pude actuar. Ya era tiempo, no es nada simple simular la locura y con las cartas (fracciones de algunas de ellas) anteriores me apoyaba en mi cometido, que no es otro que el escapar de mis captores y seguramente asesinos. Ahora tengo otras ideas para salir  de esta débil situación en que me encuentro.