Los hijos de Juárez temían la influencia católica,
anhelaban libertad, igualdad y fraternidad.
Pero reafirmaron que a la gente de México
le gusta la religiosidad.
Inveterada era la Buena Nueva española,
signo que parecía elegir una corona.
Presto, el nacionalismo era una moda,
que fortalecía los lazos a una sola horda.
Ante la creciente amenaza del imperio yanqui,
fue necesario patrocinar una nueva campaña.
Fortalecer una Iglesia nacionalista,
que siguiera los intereses de los gatopardistas.
¡Destruyamos al clero, torzamos su ideas!
Apoyemos al falso profeta.
Alcémonos y reconstruyamos babel,
para destronar a Guadalupe y suplantar su papel.
Mezclemos política, masonería y mesianismo;
con un toque de catoliscismo;
de esta manera, controlaremos a la gente,
y obtendremos de ellos beneficio.
Cinismo, maromas y abusos sexuales infantiles;
nepotismo, contubernios y atropellos.
Todo sea para la hermandad, no importan los hechos;
pues lo interesante es el poder y el dinero.
De entre todas las sectas de Satanás,
esta Iglesia es su cuerpo diabólico;
pues de la Iglesia de Cristo se ha mofado.
Pero lo triste son los futuros condenados;
que alaban a Naason aun estando aprisionado.
Mateo 24:24