Si a la verdad Dios sucumbiera
y postrase al mal, aliñado en mentiras
ni aún así, me quedo esa vida
que si pura es, no es verdadera
cuando el amor no germina.
Ni Dios paraíso ha mostrado
ni en su lengua se predijo,
que por amor, por ser amado
al infierno sea mandado
o mandado, al paraíso.
Que sagradas escrituras
sean verdad, o difamadas
son costumbres predicadas,
que nadie las pone en duda
pero es el amor, la costura
cosida con hilos grana
es la verdad mas anciana,
mucho mas que las que curas
en sus misas, nos regalan.
Y no hay Dios en esta tierra
o en el cielo asegurado,
que haga dudar al que ha amado
o al que al amor, se cediera
devoto, por sus pecados.
No hay corazón que su fuerza
haga temblar al amor,
pues se cede como don
de la manera mas tierna
y no hay ley, y no hay Dios
ni escrituras que se sepan,
ni si quiera armadura
que pueda parar esa furia
ni a sus ojos, poner venda
para aquel que tanto amó.
No existe ley en la tierra
que se sepa o conocida,
que de amor a nadie diga
que el amar, es de mentira
si el corazón lo demuestra.
Y si el alma es bendecida
por sucumbir al amor,
no habrá justicia ni Dios
que iguale esa ley divina
porque amar, sentirse amado
de esta vida, es lo mejor
y quien ama da, su amor
y lo entrega cual regalo.