Cortado en cuatro partes
las cuatro partes del manzano,
hazte a un lado
de los incoloros y los desteñidos.
Juega con el sol
el señor de las muelas ecuánimes.
Bárbaros en el abismo.
Casas vacías como mausoleos,
encías sin dientes
para los destetados.
Me veo de nuevo y sigo siendo yo
quien muerde,
quien implanta,
quien provee,
quien cae de bruces
y se golpea en la frente.
Se queman en la pira
los sacrificios y los silencios,
se puede ser viuda de un pantalón
y estar casada con la cordura.
Este es el principio de todas las cosas;
es su vino tinto
y su pan ácimo
y su agua pesada
para moler piedras castañas.
Propósito indefinido entre una coz
y otra mala pasada.
Un olor de ráfaga y salitre,
verdes limones que cantan
con su ácida voz paroxística.
Me encuentro en la plenitud
y maduro y envejezco
y, finalmente, vuelvo para nacer de nuevo.
OLLIN
02/01/2014