Donde ya no movilizan ni las ganas ni el terror,
el orbe sabe a ese polvo
que también está en mi nariz y sobre mis objetos.
Él solo me está ahogando,
lento y constante.
Más tarde entendí
que lo que se está triturando hasta las migajas
soy yo.
Pero más allá de ese facto,
atestiguo que todo se está reduciendo a partículas,
mientras, desconcertado,
lo único que hago
es anudar el velo que me impide
ver con claridad.
Y así transcurre la marcha
hacia las arenas del tiempo,
que son —la misma polvareda—
reconociéndome como parte de sí.
Ryan Pires ___✍🏽©