Yo pensé que tu amor sería fuente
del ensueño mas tierno y más romántico;
y el fulgor de tu luz, tan quiromántico,
mi destino guiaría eternamente.
Me forjé, con delirio vehemente,
de pasión, un sensual y regio cántico;
donde tú, con anhelo piromántico
me ofrecías tu cuerpo efervescente.
Al mirar de tus formas lo helenístico,
a su encanto quedaba subyugado;
y deseo voraz, y muy faunístico,
recorría mi numen, que exaltado
con tu rostro divino; dulce y místico
germinaba mi verso apasionado.
Autor: Aníbal Rodríguez.