Elizabeth Maldonado Manzanero

Pequeña flor de tiempo breve

La memoria que guarda mi cuerpo

es un fuego que aprendió a bailar

solo con el ritmo del viento.

No se apagó, solo se volvió silencio.

 

La nostalgia no vive en la mente,

habita en la pausa del aliento

cuando se nombra lo que duele.

 

El iluso corazón

aprendió el duro oficio de escribano

su tinta dejo correr como rio sin cauce

sus letras no revelaron ningún secreto.

 

Mi tiempo caminó a ciegas,

nunca trazo líneas rectas

tanteo días, tallando en piedra

el breve destino de una flor sin nombre.

 

Tan pequeña y breve

y que, sin embargo, en ella floreció

todo un universo y que abandono

sin embargo, sin ningún epitafio.