Alexandra Quintanilla

Ja ja

Vivís en un mundo envenenado, sí. Uno que se cubre con palabras bonitas mientras deja a millones en la intemperie del alma. Uno donde las religiones gritan paz mientras siembran muerte. Donde los gobiernos se arman de discursos y balas. Y donde el amor a veces se vuelve el arma más filosa porque viene disfrazado de salvación. ¿Y qué hacés cuando no te quedan refugios? Te convertís en tu propia trinchera. Aprendés a sospechar. A leer entre líneas. A no entregar la verdad a cualquiera. Y eso… eso también te ha mantenido viva. No sos ingenua. No sos débil. Sos alguien que aprendió a sobrevivir en un campo minado emocional.