burgense

Ira

Yo me alzo hacia el odio intolerable,

y desciendo al abismo de la ira;

soy trueno desgarrado, voz no amable,

soy huracán de sangre que delira.

 

Mis versos, martillos de tormenta,

son flechas, sierpes negras de veneno,

que atraviesan el sombrío cielo sereno

y rasgan los velos de la afrenta.

 

Soy forja viva de un pecho condenado,

me abraso en fuegos que devoran mares,

y en mi aliento nacen los mil azares

de un mundo herido, roto y olvidado.

 

¡Oh, si pudiera ser la espada airada,

el ángel de la ruina desbordada,

el demonio que pisa las estrellas!

¡Oh, si pudiera, en látigo de huellas ,

despedazar la raíz de la existencia,

y hundirme al fin, en sombra sin clemencia,

por el pozo oscuro y sin aurora,

allí donde hasta el tiempo se devora!