La Prioridad
Antes creía que el cariño
se medía por el esfuerzo,
que ser la primera en llegar
demostraba amor sincero.
Repartía mi alma entera,
mis minutos, mi consuelo,
a quien solo daba migas
y guardaba lo mejor.
Perdonaba mil ofensas,
a serpientes con sonrisa,
pensando que mi paciencia
transformaría sus mentiras.
\"¡La tóxica!”, dirán ahora,
porque ya no estoy pendiente,
porque dejé de correr
tras un cariño indiferente.
Aprendí a decir \"no puedo\",
\"hoy no quiero\", \"ya es bastante\".
A dar solo lo que recibo,
sin forzar, sin ser constante.
Y al poner mi paz primera,
mi cansancio, mi derecho,
vi con luz muy verdadera
quién valía mi provecho.
Fueron saliendo uno a uno,
como hojas en otoño frío,
quienes solo buscaban sumo
de mi tiempo y mi brío.
No hace falta dar explicaciones
al que nunca te escuchó.
Sacudir esas cadenas
es ganar tu libertad.
Lo aplico al amor que hiere,
a la familia que no entiende,
al vecino que no quiere
y al amigo que te ofende.
Ser el \"malo\" de su historia
es mi orgullo y mi victoria.
Porque hoy sé, sin vacilar,
que mi bienestar es primero al andar.
Siéntelo: al sanar tu herida,
al sacar lo que te pudre,
renace tu propia vida
y la carga se deshace.
¡Inténtalo! Verás que duele menos
cuando eres tú quien elige los terrenos.
—Luis Barreda/LAB