Mi Silencio (es más que eso)
Mi silencio no grita, pero incomoda.
No lanza sillas ni puertas,
pero arrastra tu ego por el suelo encerado
de tus suposiciones.
No necesita insultarte;
ya lo haces tú cuando intentas entenderlo.
Es un brindis sin copa,
una herida sin sangre,
el grito seco de un “ya basta”
que jamás pronuncié.
Es mi forma de irme sin moverme,
de desmontarte sin tocarte,
de ganar sin combate,
porque el ruido… es de los débiles.
Mi silencio es una elegancia con espinas,
una ópera muda que te descompone,
un espejo sin reflejo
donde solo tú te ves.
No es indiferencia —
es sentencia sin toga ni martillo.
Y si te duele…
es porque, en el fondo,
sabías que eras culpable.
Y perdedor.