𝕸𝖆𝖗𝖎 𝕮𝖆𝖔𝖘

Hechicera rota

En la penumbra del bosque lloré,

con mi caldero vacío y el alma también.

La luna me miraba, distante y cruel,

como si supiera lo que ya no tendré.

 

Mis velas se apagan sin viento ni voz,

mis hierbas ya no sanan, no escuchan mi Dios.

La escoba reposa, ya no quiere volar,

y mi grimorio sangra, no quiere hechizar.

 

Él prometió volver con la marea,

pero el mar trajo muerte, no lo que espera.

Le lancé un conjuro hecho con mi piel,

pero el destino es sordo, no escucha a mi fe.

 

Los cuervos me evitan, la noche me huye,

mi sombra no baila, mi fuego no influye.

¿De qué sirve ser bruja si el amor me venció?

¿De qué sirve el poder si el dolor me marcó?

 

Así camino, sin luna ni estrellas,

entre espinas, cenizas y promesas muertas.

Soy la bruja del bosque, la que nadie abrazó,

la que quiso amar… y el amor la quemó.