Algarrobo duerme lento, calles quietas, cielo gris, mis pasos rompen el viento, como quien busca raíz.
Doce mil latidos firmes, cada uno con su voz, no hay bullicio ni paisaje,
pero hay fuerza y hay feroz.
El mar me mira sin prisa, las gaviotas no preguntan, yo camino con la brisa, y mis dudas no me asustan.
No hay respuesta en la vereda, ni señales en el sol, pero hay paz en la espera cuando el alma va en control.
Hoy no grité mis dolores, no pedí que me entendieran, caminé, dejé temores, y al andar… me sostuvieron.