En la oscuridad de la noche,
Aspiraba aquel aroma extraño, agradable,
Excitante a la vez, en proximidad.
Oía los latidos y el jadeante respirar
De un cuerpo extraño, muy cerca.
El sueño me devoraba los sentidos,
Cuando el tacto de una cálida mano
Rozó mi pecho deslizándose hacia
Mi vientre, donde noté la suavidad
De una caricia, la enmarañada sensación
De una melena de fino y delicado
Cabello y el aliento sobre mi boca,
La presión de un beso, sus manos sobre
Mis alterados controles. Y seguía besando
Todo mi cuerpo, desnudándome, oliéndome,
Trabándome en acalorada pasión.
Mis manos buscaban cada rincón de
Su húmedo cuerpo que reconocí
Como el de mi amada Psique,
¡Y era real!
Y la noche se fue diluyendo en aquel extraño y agradable aroma