FRANCISCO CARRILLO

con el viento a favor.

Viendo el viento que a favor

secaba en mi, las heridas

me repuse del tormento

decidí, nacer del fuego

que ocultaban las cenizas.

 

Me levanté de la nada

cual oráculo del tiempo,

convirtiéndome entre muertos

estandarte de la vida

y de penas, misionero.

 

Me escapé del cementerio

de las penas, que arrastraba

mezclando carne con huesos,

por conseguir esa calma.

 

Como levanta el guerrero

al cielo, su fiel espada

igual que rabia de perros

que matan a dentelladas,

reventé la tierra.. el suelo.

 

Viendo el viento que a favor

la sangre me resecaba

comprendí, que era el momento

de escaparme de esta jaula

que me dio la vida...preso.

 

Me escapé del cementerio

de las penas, que arrastraba

mezclando carne con huesos

por conseguir, esa calma.

 

Y se abrió la luz del cielo

con el viento, a mi favor

entendiendo que el momento

a tanta espera, llegó

y destrocé firmamentos.

 

Con la fuerza de los mares

y el calor que dio mi sol

me escapé, de la prisión

que alimentaba mis males

usando el viento a favor.

 

Me escapé del cementerio

de las penas, que arrastraba

mezclando carne con huesos

con el viento que soplaba.