Viendo el viento que a favor
secaba en mi, las heridas
me repuse del tormento
decidí, nacer del fuego
que ocultaban las cenizas.
Me levanté de la nada
cual oráculo del tiempo,
convirtiéndome entre muertos
estandarte de la vida
y de penas, misionero.
Me escapé del cementerio
de las penas, que arrastraba
mezclando carne con huesos,
por conseguir esa calma.
Como levanta el guerrero
al cielo, su fiel espada
igual que rabia de perros
que matan a dentelladas,
reventé la tierra.. el suelo.
Viendo el viento que a favor
la sangre me resecaba
comprendí, que era el momento
de escaparme de esta jaula
que me dio la vida...preso.
Me escapé del cementerio
de las penas, que arrastraba
mezclando carne con huesos
por conseguir, esa calma.
Y se abrió la luz del cielo
con el viento, a mi favor
entendiendo que el momento
a tanta espera, llegó
y destrocé firmamentos.
Con la fuerza de los mares
y el calor que dio mi sol
me escapé, de la prisión
que alimentaba mis males
usando el viento a favor.
Me escapé del cementerio
de las penas, que arrastraba
mezclando carne con huesos
con el viento que soplaba.