Mi alma agradecida está entonando
los bellos himnos de los mismos ángeles
con trompetas y cánticos
emanados de los místicos.
Tu presencia me ha emocionado,
encantadora Lumina,
cuan ciego he sido,
me siento un aficionado,
y tú siempre conmigo,
juntos en el jardín, sin ser rareza
y amorosos de la naturaleza.
Con ansias espero que tu luz
alcance mis escritos,
ya que vivir sin ella
es como no haber nacido,
como un verso sin aliento
en el libro del olvido.