La Hechicera de las Letras

Ni el arte ni el desprecio te obedecen.

Ni el arte ni el desprecio te obedecen.

 

Tu gusto no gobierna lo genuino.
Tu anhelo no es mandato ni modelo.
No hay arte al que le impongan un torbellino.


Pretendes que se ajuste el pergamino
al borde de tu juicio sin consuelo.
Tu gusto no gobierna lo genuino.


No sirve que resoples tan cretino,
ni basta que destiles tanto celo.
No hay arte al que le impongan un torbellino.


Lo tuyo no es pasión, sino camino
de ególatra encerrado en su flagelo.
Tu gusto no gobierna lo genuino.


Exiges el aplauso cual porcino
y escupes si no fluye hacia tu cielo.
No hay arte al que le impongan un torbellino.


La furia de tu verbo sin destino
no es crítica, es berrinche con pañuelo.
Tu gusto no gobierna lo genuino.
No hay arte al que le impongan un torbellino.


La Hechicera de las Letras.