Ella:
Algo crece aquí, tan hondo
donde antes sólo eras tú.
Como un fuego sin tabú
como un rumor que yo escondo.
No es dolor lo que me nombra
ni el temor de la pregunta.
Es la vida, que me junta
tu semilla con mi sombra.
Mis senos ya no descansan
y mi vientre canta bajo.
La alondra, el río y el gajo
me miran de forma mansa.
No te pido pan ni techo
ni que claves tu apellido.
El amor que ha florecido
no precisa de ese trecho.
Pero si un día lo ves
jugando entre las semillas
con mis ojos y tus mejillas
no preguntes por el después.
Dile que vino del fuego
más limpio que vió la tierra
sin pecado, sin la guerra
que suele seguir al ruego.
Dile que fue mediodía
cuando su raíz se hizo canto.
Que el amor, si es libre tanto
no se encadena si germina.
Si quieres, deja tu nombre
en la flor que va surgiendo.
Que el hijo que va creciendo
llevará tu luz, cuando asombre.
( Han pasado tres días solicitados por el joven para responder y una cita en casa de la muchacha)
Él:
Crece en tu vientre un lucero
y en mi pecho un claro afán
no te niego amor ni pan
ni el calor del jornalero.
Si un canto me reclama
soy raíz de lo que nace
y aunque el mundo se desplace
yo seré quien siempre llama.
No fue juego ni alborada
lo que brotó de ese arado:
fue el amor en campo alzado
fue verdad, fue tierra alada.
No fue culpa ni accidente
sino un fruto bendecido
que del surco ha florecido
como un canto en la corriente.
Traigo a mis padres conmigo
con respeto y con ternura
traen su fe, su alma pura
y el abrazo por amigo.
Pedimos tu mano honesta
sin atajos ni cadena:
sólo un alma que no pena
y una vida que nos resta.
Mi apellido, si lo quieres
será huella compartida
y la savia de esta vida
brotará por nuestros seres.
Hoy reclamo tu camino
y tus vuelos y tu canto
sólo pido andar al tanto
del milagro que adivino.
Y si un día por la aldea
el pequeño pide historias
le diré que en las memorias
lo trajo con amor la marea.
Que es hijo de luz temprana
de mediodía de la sierra
y que el campo fue su tierra
y tu cuerpo su mañana.
Yo seré lo que tú digas :
compañero, padre, abrigo
y que el mundo sea testigo
serás mi flor y mi espiga .
Si aceptas la travesía
del amor que nos convoca
sembraré en tu risa loca
una casa y su alegría.
ππΊπ