Me duele que no podamos ser lo que yo siempre anhelé.
Me duele que no seamos lo que siempre soñé.
Me duele que vos no me mires de la manera en la que yo te miro.
Pero esa es la otra cara del amor.
La que nadie se atreve a ver.
La que duele sin gritar.
Lo que fuimos quedará en el pasado.
Y lo que no seremos... quedará en el olvido.
Hoy entiendo algo que antes no veía:
Distanciarme no es rencor.
Es control.
Es cuidarme.
Es amarme.
Porque aprendí que no todo lo que quiero me hace bien.
Y que a veces, el verdadero amor...
es el que me tengo a mí.