Encino
Ven a mí, déjame amarte,
dame la oportunidad,
que pura felicidad
pueda yo por siempre darte.
Déjame ser tu baluarte,
aquel viejo y fuerte encino.
Tu dulce copa de vino,
quien cuidando de tu suerte,
te proteja hasta la muerte
e ilumine tu camino.
De mi libro: Tallando El Peñón