¿Qué cambia que hoy sea miércoles,
si igual piensas que no quieres estar conmigo?
Me aferro a la infantil esperanza
de que mañana, tal vez, sí lo harás.
¿Y de qué me sirve eso en lo que me he perdido?
Riquezas, fama, amor…
Tal vez —y solo tal vez— no sean nada.
Pero esa nada
me empujó a buscar la felicidad durante años,
me llevó a pensar en esa partida sin retorno.
La esperanza se apaga,
los sueños retumban.
¿Aún sigo dormido…
o solo estoy cavando más hondo mi tumba?