Con un ladrido me despierta,
sus ojos llenos de ilusión
saludan al día y me alientan
a entonar feliz mi canción.
Por el jardín va, corre y salta,
mi perro fiel, mirada alerta;
su pelaje brilla y resalta,
juguetón y de risa abierta.
Cuando juega con la pelota,
persigue luces sin cesar,
su alegría nunca se agota,
siempre está dispuesto a jugar.
En las noches de luna llena
me confiesa siempre sincero
que la tristeza le es ajena,
y su vitalidad de acero.
Eres mejor que un simple amigo,
de bondad bien agradecida;
tu lealtad noble conmigo
es el ejemplo de mi vida.