Cuando el Cielo Llora por Dentro
Era domingo, y el día se había podrido. Dios no dejaba de restregar las nubes una contra otra, como si quisiera sacarles la sangre. Y aquí adentro, en este cascarón que soy, también llovía; se había colado una gota, fría y terca, justo por esa rendija del alma que uno nunca sabe que tiene abierta. Me sentía como para colgarme en cualquier clavo, así nomás, sin más.
No es que a veces el cansancio, este hastío que me empapa, dejara de lloverme; es que por momentos me ahogaba, me sentía con el agua hasta la garganta. Quizás si uno se tragara todo, si lo guardara muy adentro, dejará de inundarse un poco.
Y en ese ahogo,
a veces desearía—llover
en el Cielo —
Ser un Sol — tan radiante —
El Mar elevar a los Ojos —
Dormir — sonriendo — suave —
Guardar la Inocencia —
En la Curva — de los Labios —
Herida de Luz — y Nieve —
País de Dulce — Primavera —
Ser Feliz — aunque el Mundo
Desgarrado — caiga —
Reír — si la Luna — al fin —
También — se derrumba —
m.c.d.r