ElidethAbreu

Pasional del Arado ( 1)πŸ’žπŸŒΊπŸƒ

 

Pasional del Arado ( 1)πŸ’žπŸŒΊπŸƒ

 

Yo bajaba por la acequia
con la falda recogida.
La tierra, tibia y rendida
me rozaba como mueca.

Llevaba sol en la nuca
higos en el delantal
y el pecho, como un cristal
que a la sombra se caduca.

No preguntó si podía
seguir mis pasos al paso.
Lo supe cuando su lazo
ya tejía mi porfía.

Se acercó sin dar aviso
como el viento entre las ramas.
Y yo, que sólo era llamas,
le ofrecí mi piel de guiso.

¿Dónde vas?, dijo el murmullo
mientras rozaba mi cuello.
Le vi el deseo: tan bello
como viento en su arrullo.

No dije nada; tan sólo
me apoyé contra la encina.
El campo abría la harina
de mi cuerpo sin escollo.

Mis pechos, bajo la blusa
temblaban como granadas.
Y él, sin decirme nada
me apretó con mano ilusa.

Su boca, toda avena y yugo
me bajó hasta la cintura.
Y yo, quieta en mi ternura,
le fui abriendo surco a surco.

El barro subía lento
por los bordes de mis piernas
y las cigarras muy tiernas
cortaban hojas al momento.

Ahí, entre espigas y jadeos
me hizo suya como el trigo.
Sin ley, sin voz, sin testigo
más fiel que todos los ruegos.

Después, se quedó a mi lado
oliendo a miel y a cedro.
Yo sentí en el pecho un medro
naciendo donde era prado.

Y cuando volvió al arado
me miró con media risa.
Yo seguí, como la brisa
que ha rozado, y ha quedado.

 

ElidethAbreu
Junio/10/2025©