En la negrura de la noche más callada,
cuando hasta las estrellas guardan silencio,
mi sombra se disuelve como bruma al
viento,
y me pregunto quién soy en este instante
incierto.
Quién afirma conocerme, no lo hace en
verdad,
mi esencia se escapa entre luces y
penumbras,
cómo un rio que corre sin cauce ni final,
sin dejar huella en la arena de las horas mudas.
En el pecho de la noche sin sonido,
mi voz se ahoga en su propio eco,
y mi ser se desvanece sin aviso,
cómo un soplo que no deja reflejo.
Sin embargo,en el fondo de mi alma
escondida,
late un pulso firme, incansable, vivo,
una fuerza que me alza entre la niebla
y me guía hacia el centro de lo que
he sido.
En este laberinto de luces y sombras
persigo mi rostro, mi verdad secreta,
y aunque aún no la alcanzo, sigo el
sendero,
pues buscarla es la ruta más cierta.
Yo soy la sombra que se funde y renace,
un misterio sin nombre, sin destino fijo,
un enigma danzando entre el todo y la
nada,
cómo humo en el viento, libre y sin
testigo.