Te pienso en cada verso que el alma me susurra,
como un faro encendido que en la sombra perdura.
Sos la brisa que llega cuando el mundo me pesa,
y en tu risa florece la esperanza más traviesa.
Tu nombre es melodía que la luna me canta,
y en tu mirar profundo mi corazón se encanta.
Sos calma y vendaval, sos ternura y locura,
sos el cielo en mis noches, mi fe más segura.
Quisiera ser abrigo en tus días de frío,
y que encuentres en mí un eterno refugio.
No hay palabra que alcance, ni tinta que se atreva
a pintar lo que siento cuando tu luz me envuelve entera.
Si el amor es un fuego, que me queme sin miedo,
porque en tu abrazo ardería hasta el último verso.
Y si alguna vez dudo, que me guíe tu voz,
porque en tu amor, querida, me reconozco yo.