Te absuelvo, sí... mas no me absuelvo.
La herida queda, aunque no duela.
Te vas en sombras, como un sueño
que el alba borra, pero espera.
No fue pecado amarte tanto,
fue devoción, fue dulce pena.
Mas por soltar lo que no vuelve,
mi corazón hoy se condena.
Te nombro sin mover los labios,
te escucho en la más honda ausencia.
Y en el silencio que dejaste
retumba entera tu presencia.
Te absuelvo… mas como un castigo
revivo en mí tu voz primera.
El beso que no se entregó
me quema aún la primavera.