Todo comenzó así,
una brisa suave de palabras
tiernas, dulces, melodiosas,
rozando apenas;
el viento traía otras melodías
hojas, lluvias, arcoíris,
tu pelo desordenado,
cantos de lugares remotos
en lenguas desconocidas;
tornados llenos de oraciones
arreciaron,
se confundían unas a otras,
el verbo hecho remolinos diluvianos;
que aquí, que allá, que esto y lo otro
y tu cabello revuelto,
las manos dibujando sueños imposibles,
nieve subiendo en las espirales
de los versos cándidos, feroces, rústicos,
cultos, farragosos, lumínicos;
en la mar del alma,
trombas filosóficas,
tormentas de amor,
historias engañosas,
antiguas y modernas;
un huracán con rayos, relámpagos, truenos
azotó la mente,
ella volaba,
LSD, Ahuayasca, magia psicodélica,
un viaje donde la alegría de vivir estalla,
imágenes de universos alucinantes;
caída en el infierno
afilados términos, sucios, pútridos, podridos,
malolientes, discursivos, políticamente correctos,
disparos a niños en escuelas,
ruidos de auxilio, terror, tragedia,
metrallas, sirenas, carreras;
Y el cielo desierto, silencioso, impoluto
sin nadie ni nada