En mi cuarto caliente,
escribo junto a un reloj a modo insomne.
Más hace frío en la calle,
y alguien acude presuroso a refugiarse...
Se atreve y se hace fuerte,
y aunque conoce el ancho cielo interminable,
es algo inconcebible
que aquí dentro haya cesado y se contiene...
A esta hora de la tarde
es como si volviera a la niñez de repente,
parece un gerifalte,
en mis versos adivino sus alas y su arte...
Y me dice adiós al instante,
¿Eso prefieres? Está bien, puedes irte.
Y cuando se fue,
me encontré más solitario que antes...