A veces,
quisiera desbordarme sin reservas,
como río sin orilla,
como nubes llevadas por el viento
y sí, decirte a voz viva y sin ninguna tregua
todo lo que por ti nace y mengua:
que revolotean, como pájaros ciegos
como palabras sin nombre,
dentro de mi cráneo,
pero entonces…
el silencio cordura me asalta
y en vilo me detengo.
A veces,
mis pies no pisan el suelo,
tienen alas por dedos,
y quieren volar,
navegar el aire que envuelve tu sombra,
pero siento afilado y oscuro el miedo
morderme ferozmente los tobillos,
y mi vuelo antes de ascender se corta.
A veces,
las brasas de tus pupilas
encienden la pólvora de mis sueños.
Quieres poseerme
como quien atrapa un relámpago,
y yo, temblorosa,
quisiera ser tuya,
pero siento,
acribillarme el resquemor,
nuevamente el miedo...
la campana del \"no\" repiquetea
fuerte, fuertemente
y me detengo.
Porque tú…
no fuiste, no eres y,
ni podrás serlo.