Vasca
Amigo de Sombras
Se te apagó la mirada
como farol en la escarcha,
ya no nombrás la calandria
que en otros días cantabas.
Cambiaste el vino y el truco
por un silencio de mármol,
cerraste todas las puertas
como quien quema los barcos.
Y aunque no firmes el duelo,
dejaste abierta la herida:
te fuiste sin despedirte,
detrás de una nueva vida.
Ya no dejás que la tarde
te vuelva a hablar de los años,
ni que te ronde la risa
de los abrazos pasados.
Hay pactos que no se dicen
pero se clavan muy hondo;
romper un lazo sin duelo
también es faltar al modo.