No fue sorpresa hallarte.
Ya estabas en el margen de mis días,
en la tinta que el sueño derramaba
antes del primer trazo.
No hubo epifanía:
fuiste retorno,
eco que sabía su camino,
voz que llegaba tarde,
pero intacta.
No te inventé, te recordé.
Como se recuerda una melodía
que el alma canta sin haber oído,
como se recuerda la lluvia
antes del cielo.
Ahora lo sé:
no fue amor de ahora.
Fue amor
antes de la carta
cuando aún no sabíamos leerlo.