Sierdi

EN BLANCO

Ella quiso escribir sin parar, para vivir.

Entonces, paró de escribir y no vivió.

 

Vivió sin vivir, existió sin estar…

 

Durmió sin despertar.

Y al fallecer, dejó su gran legado.

 

Una hoja en blanco.

Blanca y virgen como sus pieles.

 

Contaba muy detalladamente,

Describía, punto por punto…

 

La intensa vida que no pudo vivir.

Una historia, sin comienzo y sin fin.

 

Floreció oculta, con olor,

Con el aroma de la nada.