Loelito

Aunque ya en suelo, no me rendire.

Cuanto nos acercamos después de tanto daño buscando levantar la bandera blanca de tregua o de que simplemente nos hemos dado por vencidos.

Cuantas veces caminamos sumisos y sonrientes buscando tan solo la aceptación de esta mano que se ha vuelto fría esperando las pulsaciones de la tuya para hacerla calida.

Cuantas veces esperamos caminar felices junto al ser que le generas tanta cólera, junto a tu otra supuesta mitad que tiempo atrás lo deseaba todo por estar a tú lado.

Cuantas veces se intenta reparar la salida de una carrera, esperando en todos los intentos que tenga un buen trayecto y un final de fotografía.

Han llegado las penumbras, la oscuridad completa, las descalificaciones constantes y los defectos nunca vistos, han llegado el Mar de fondo, las balas sin retornos que siempre dejaran heridas.

Quizás la corriente se lleve consigo las ganas de escribir de muchos soñadores, de todos esos que juran no darse por vencidos y sacar este barco siempre a flote.

El rechazo será parte de mi pijama, será solo una prenda que cuando la sienta de mal olor o manchada de polvo, seguro la cambiare y saldré feliz con algo más cómodo a sonreír a quienes esperan por mis palabras.

La angustia serán como esos relámpagos por la noche, que pasadas un par de horas de perderán en el cielo o en ese mar de aguas profundas.

Yo seguiré siendo yo, un marino guerrillero que batalla contra los piratas.

Un soldado soñador que jamás entregara las armas.

Seguiré siendo el incansable trabajador que anhela un cambio profundo en el patrono.

El temeroso labrador que espera ver está tierra algún día cambiada por nosotros.

El daño es algo que no solo se refleja entre gritos, puños y cantaletas.

Es algo que se levanta contigo, que anda contigo así no lo veas.

Es ese no saber porque actuamos de estas maneras cuando juramos amarnos.

Es dedicarnos tiempo para mentir y para desprestigiarnos.

Es guardar la bandera de tregua y mantener los guantes siempre arriba.

Esperando a ver quien golpea primero en esta pelea de mentiras.

Yo hace rato guinde los guantes y solo he puesto la mejilla pero has creído que permanezco en guardia. Yo hace rato me di por vencido, y solo recibo atento cada una de tus palabras.

Yo jure no ir contra la corriente, pues mis piernas cansadas también se rindieron, solo se lo he dejado aun librillo azul, al espíritu santo y al cambiar de los tiempos.

Absorberé todo y cada gota de tus palabras como la mejor esponja de la casa.

Pero también cuando no de más, quizás me termine de romper y de mi se riegue toda esta agua.