Margarita preciosa, signo de Marte,
de ojos de chocolate, llorosos y brillantes.
¿Qué hago, margarita? Para que te dejes amar...para dejarme amarte.
Lloras, margarita, te refugias en tu propio abrazo;
déjame entenderte, margarita, deja de refugiarte
¡Déjame entrar, margarita! ¡Que te quiero entender!
Quiero ser hogar, guía, cada fibra de tu ser.
¿Qué hago, margarita mía? Para que te dejes amar...Para dejarme amarte.
No soporto, margarita, no ser tu razón.
Quisiera ser aquella, a quien esperas ;
mas soy apenas esa que desespera, a quien le alborotas el corazón.
¿Qué hago, margarita? Para que te dejes amar, para dejarme amarte.
Anhelo, margarita, ser anfitriona de tus sueños,
tener hogar, tener refugio
¡Oh, margarita! el corazón me rompes, me agitas;
se agita y llora,
llora al quererte de dueño.
¿Qué hago, margarita? Para que te dejes amar...Para dejarme amarte.