Cuatro miserables lágrimas
derrame por ti.
Pensé en tus silencios
en tus pocas palabras...
Si me quieres o no me quieres
o soy señora tentación.
Abracé a mi peluche
queriendo que fueras tú.
Y a Dios le pedí aclaración.
Esas lagrimillas tontas
no sirvieron de nada
para desnudar mi alma.
Me importas no sólo es un capricho.
La manera en que tus ojos ven la carretera
manejando sin cambios
en la autopista.
Tu mano en el volante
con la otra en mi pierna.
Pero cayeron las de San Pedro
al sentirte tan lejos de mí.
Imaginando que me abrazabas...
Aquí está mi verdad,
te extraño pero tú ya no estás.