Mauricio Terragno Artemidoro

Caminando por la Piedad

Ayer como otras tantas veces

caminé por la Calle de la Piedad

La atmósfera se transmutó entonces:

Un paroxismo posesionó mi alma

Le susurraba lo siguiente al oído:

“Observa bien donde caminas,

“El suelo que pisas no es cualquier suelo

Tanto convergen aquí el dolor existencial

Como el samaritano que ofrece consuelo”

A la sazón se respiraba aquí también

Tanto el éxtasis de la pasión de Cristo

Como el resabio amargo oligopisto

 

A quien va por la Calle de la Piedad

El vaho místico le corta la respiración

Como la intuición que brota sin ton ni son

Los canes depositan sus desechos cólicos

Decir cómo destacan sería un pleonasmo

Pero ¡cómo adornan sus aceras!

de tramo en tramo.

 

Para distinguir aun más sin sobriedad

A nuestra querida calle de la Piedad

Se dispersaron por sus losas a sabor

Adornos de lentejuela y oropel

Las aportó la sucesora de la hidromiel

Elaborandolas en forma de tapitas

 

Cada año, cada día, también cada segundo

La mayor feria costumbrista del mundo

Se monta y reluce en la calle de la Piedad

Es una fiesta de alcance internacional,

Exportada a todas partes del orbe

Franquicia del Gran Circo Royal

En los suburbios hace acto de presencia

Como los archipiélagos en la Indonesia

 

Vistosas se alzan las tiendas de campaña

Y piezas de fonola y chapa las acompaña

Entran y salen de ahí náufragos del Aqueronte

Llámalos romeros de una tierra infiel

Vestidos a la vieja manera y usanza

De los ascetas de cuevas de montaña

 

Para amenizar la feria, no faltaba más,

Retumba la música con su compás

Atrapado en un ingenio canta un juglar

La epopeya de un romance singular

Hace relación de una heroica contienda

Entre la embriaguez de un joven soldado

Y los glúteos duros de una linda muchacha

Y es que también son héroes las cucarachas

Cuando el mundo está pletórico de vacío,

Cuando el viento de oeste trae decadencia

Las cucarachas proliferan, faltando inteligencia

 

Y aunque el ecúmeno los ignore

¡No puedo terminar sin hacer mención

al espectáculo de las marionetas grises,

Simulan hablar en una lengua extraña

Sorben el enteógeno que la pena acalla

Un esputo expulsó una hacia la calzada

Y le cayó encima a una cucaracha

Mientras de lejos contemplaba todo

Una vieja alcahueta y facha

 

Abandono la calle de la Piedad,

Adiós fieles exponentes

De esta feria costumbrista

Personajes muy jugables,

De este juego hiperealista

Camaradas en la desilusión

 

Adiós y qué más da

reitero entonces,

náufragos del Aqueronte,

peregrinos sin norte...

¡Reservorios de lágrimas!

 

Mauricio Terragno Artemidoro

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