Ayer como otras tantas veces
caminé por la Calle de la Piedad
La atmósfera se transmutó entonces:
Un paroxismo posesionó mi alma
Le susurraba lo siguiente al oído:
“Observa bien donde caminas,
“El suelo que pisas no es cualquier suelo
Tanto convergen aquí el dolor existencial
Como el samaritano que ofrece consuelo”
A la sazón se respiraba aquí también
Tanto el éxtasis de la pasión de Cristo
Como el resabio amargo oligopisto
A quien va por la Calle de la Piedad
El vaho místico le corta la respiración
Como la intuición que brota sin ton ni son
Los canes depositan sus desechos cólicos
Decir cómo destacan sería un pleonasmo
Pero ¡cómo adornan sus aceras!
de tramo en tramo.
Para distinguir aun más sin sobriedad
A nuestra querida calle de la Piedad
Se dispersaron por sus losas a sabor
Adornos de lentejuela y oropel
Las aportó la sucesora de la hidromiel
Elaborandolas en forma de tapitas
Cada año, cada día, también cada segundo
La mayor feria costumbrista del mundo
Se monta y reluce en la calle de la Piedad
Es una fiesta de alcance internacional,
Exportada a todas partes del orbe
Franquicia del Gran Circo Royal
En los suburbios hace acto de presencia
Como los archipiélagos en la Indonesia
Vistosas se alzan las tiendas de campaña
Y piezas de fonola y chapa las acompaña
Entran y salen de ahí náufragos del Aqueronte
Llámalos romeros de una tierra infiel
Vestidos a la vieja manera y usanza
De los ascetas de cuevas de montaña
Para amenizar la feria, no faltaba más,
Retumba la música con su compás
Atrapado en un ingenio canta un juglar
La epopeya de un romance singular
Hace relación de una heroica contienda
Entre la embriaguez de un joven soldado
Y los glúteos duros de una linda muchacha
Y es que también son héroes las cucarachas
Cuando el mundo está pletórico de vacío,
Cuando el viento de oeste trae decadencia
Las cucarachas proliferan, faltando inteligencia
Y aunque el ecúmeno los ignore
¡No puedo terminar sin hacer mención
al espectáculo de las marionetas grises,
Simulan hablar en una lengua extraña
Sorben el enteógeno que la pena acalla
Un esputo expulsó una hacia la calzada
Y le cayó encima a una cucaracha
Mientras de lejos contemplaba todo
Una vieja alcahueta y facha
Abandono la calle de la Piedad,
Adiós fieles exponentes
De esta feria costumbrista
Personajes muy jugables,
De este juego hiperealista
Camaradas en la desilusión
Adiós y qué más da
reitero entonces,
náufragos del Aqueronte,
peregrinos sin norte...
¡Reservorios de lágrimas!
Mauricio Terragno Artemidoro
Safe Creative©